El agua que no has de beber...

>> sábado, 11 de abril de 2009

“El agua que bebemos es primordial para la vida. No solo sirve para lavarnos por afuera, también es absolutamente esencial para que nos lavemos por dentro. Si no bebemos el agua suficiente dejamos de funcionar correctamente, lo recomendable es beber de 2 a 3 litros de agua viva diariamente.” (Helmut Scholze, difusor del agua y productos alternativos en Alemania)”

El agua es el líquido más importante del mundo. Sin el agua, la vida, por lo menos en la forma en la que la conocemos, no podría existir. Tres cuartas partes de nuestros cuerpos son agua.

Una de las escenas más impactantes de la película “What the bleep do we know?,” el éxito taquillero entre los seguidores de las escuelas del new age, es una escena filmada en el metro que presenta imágenes de cristales de agua distintamente energetizadas fotografiadas por el Dr. Masuru Emoto. En la película se transmitía el mensaje: “Si los pensamientos pueden lograr eso con el agua, imagina lo que pueden hacer contigo.”. Los cristales de agua de Emoto cambiaron la conciencia de mucha gente sobre el agua (y ojalá sobre sí mismos).

El agua, actualmente es uno de los temas más controvertidos del mundo. Por un lado, muchos investigadores del mundo afirman que es uno de esos recursos cuya escasez va a generar cuantiosas disputas y hasta guerras en el futuro, un punto de vista que de hecho ya está sucediendo si pensamos tan solo en la revuelta en torno a su privatización en el año 2000 en Cochabamba, Bolivia, y que fue uno de los precedentes importantes del fenómeno Evo Morales.

Por el otro lado, el embotellamiento del agua es una industria de 150 mil millones de dólares y las botellas de PET que deja en el camino se han convertido en un serio problema de desperdicio para el mundo. La controversia en torno al agua embotellada es enorme. Muchos reportajes han demostrado que la calidad y el sabor del agua embotellada, contrariamente a los slogans publicitarios que la mercadean, no difiere en gran cosa del agua disponible desde los sistemas de agua de las ciudades. Y, si bien los análisis químicos realizados en todo el mundo sustentan parcialmente estas afirmaciones, un análisis energético con los métodos, como los usados por Masuro Emoto o los de Helmut Scholze demostraría probablemente que el agua embotellada hasta puede ser dañina.

Está claro que el agua que se debe de beber para mantener la salud debe ser pura “transparente, incolora e inodora”, como lo aprendimos en la escuela. Lo cierto es que las bebidas que ingerimos en más cantidad son aguas modificadas. En todas las ciudades del mundo, el agua “supuestamente para mantenerla purificada y aumentar su duración como tal”, está clorada, en muchas otras partes, con el argumento del combate de la caries dental, también es adicionada con fluoruro, una sustancia que tal y como se suministra, lejos de combatir lo que pregona -las caries- está causando un sinnúmero de problemas de salud, entre ellos migrañas, alergias y el incremento del nacimiento de niños hiperactivos.

Otra forma de aguas modificadas son las ofrecidas por la industria refresquera. Esto es especialmente preocupante en México que es el principal consumidor a nivel mundial de estas bebidas. Los daños a la salud generados por el refresco no solo se deben al exceso de consumo de azúcares -estadísticamente está demostrado que la detonación de la diabetes se está dando a edades cada vez menores-, sino también y más que nada, por los aditamentos químicos artificiales -colorantes y saborizantes- y en especial los que se usan en las bebidas dietéticas como el aspartame.

En lo que se refiere a las llamadas bebidas recreativas o sociales -esto es el alcohol-, ya habremos de explayarnos...

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